El barrio Siete de Agosto fue el resultado de la cuarta etapa de los programas de lotes no
urbanizados de Alfonso López, que fueron entregados en 1962. Por esta razón en la década
del 60 el asentamiento todavía se lo llamaba Alfonso López etapa IV. Los primeros
residentes en los lotes provenían de las familias vinculadas al intercambio comercial que se
efectuaba a través del río Cauca, en especial con la población del norte del Cauca, siendo
Juanchito (con el tiempo corregimiento del municipio de Candelaria) y Puerto Mallarino (al
comienzo un asentamiento “rural”, luego barrio de Cali) los puertos de desembarque. Este
barrio, al igual que todo el conjunto de los asentamientos de Alfonso López, tienen sus
orígenes a partir del fenómeno de extensión de la ciudad hacia el oriente después de los
años 50, aprovechando la comunicación entre Cali y el municipio de Candelaria, cuya
carretera también hasta finales de los años 60 era la que comunicaba a la ciudad con el
anterior aeropuerto de la ciudad (Calipuerto, hoy en día donde quedan las instalaciones de
la central de abastos, Cavasa)25. La vía que termina en Puerto Mallarino, la carrera 8, era ya
para esa época uno de los principales ejes de la ciudad incluso desde finales de los años 10,
según se anotó antes, por la comunicación con Candelaria y el transporte fluvial por el
Cauca.
Puerto Mallarino y Juanchito presentaron un crecimiento residencial como puntos de
comercio por el río y en menor grado la pesca desde los años 40; luego con el tiempo, la población allí asentada diversificó la actividad económica a la explotación de arena del río
Cauca, ante la demanda de la construcción en la ciudad de Cali. Aparecieron así muchas
viviendas alrededor del río Cauca originando barrios de estibadores, areneros, pescadores y
de agricultores a las orillas del río, en su gran mayoría población afrocolombiana
procedente del norte del Cauca y sur del Valle. Además de Puerto Mallarino y Juanchito
surgen más adelante en los años 70 y 80 los asentamientos de Puerto Nuevo y La Playita.
Al nuevo asentamiento de Alfonso López acude una población de diversos sectores
populares de la ciudad, pero inicialmente estaba poblado más por gentes mestizas. Luego se
fue poblando paulatinamente por migrantes de la Costa Pacifica y norte del Cauca y sur del
Valle, algunos de ellos areneros y pescadores que residían en Puerto Mallarino y Juanchito,
y otros que ya vivían en diferentes barrios de la ciudad26, fuese pagando alquiler o en
usufructo donde algún familiar o paisano.
Sin embargo, en la cuarta etapa de Alfonso López, hoy Siete de Agosto, los migrantes
procedentes de la Costa Pacífica eran más familias de Barbacoas, Tumaco, Guapi, Condoto,
Istmina y Buenaventura con algún capital económico que habían acumulado a través de la
minería, lo que les permitía la compra de lotes ya mejorados, a diferencia de las otras etapas
de Alfonso López. Por otra parte, la cuarta etapa de Alfonso López, a diferencia de las tres
primeras, a pesar de presentar características similares de entrega de lotes no urbanizados
sin servicios públicos, concentró con el tiempo, a medida que mejoraron las condiciones de
las viviendas, una población más próspera, en términos relativos de la que se asentó en las
tres primeras etapas de Alfonso López, gracias a mayor capital escolar, social y
patrimonial, por estar una buena parte de ella vinculada a empleos asalariados en medianas
y grandes empresas privadas, así como a empresas del sector público. Esto, sumado al
hecho de que tenía desde un comienzo una ubicación urbana favorable, en el contexto de la
expansión de Cali hacia el oriente por la carrera 8ª que se venía presentando desde
mediados de la década del 60 y a lo largo de los años 70, y ya en la década del 80 la
construcción de la autopista Oriental, facilitó un dinámico proceso de diferenciación social
con una mayor movilidad ascendente.
Después de culminar la entrega de lotes de las primeras tres etapas, a precios bien bajos
para la época, se inició la correspondiente a la cuarta etapa del barrio Alfonso López en
1962, en el lugar donde quedaba ubicado anteriormente un cementerio de población
afrocolombiana residente en Puerto Mallarino y luego a lo largo de los jarillones del río
Cauca (1940-1960). La cuarta etapa de Alfonso López, como se dijo previamente, se
desarrolló a raíz de la gran demanda de vivienda en la época, lo que originó la necesidad de
construir otra etapa sobre la carrera 8ª hacia el sur. Los diferentes terrenos en las cuatro
etapas no contaban con los servicios públicos, ni tenían condiciones de acceso vehicular,
además de ser inundables y para la época los más distantes al centro de la ciudad. Por otro
lado, esos terrenos habían sido durante un largo período hasta la década del 50 botadero de
basura de la cervecería Bavaria.
Los habitantes de la cuarta etapa de Alfonso López, barrio Siete de Agosto, al no contar con
acueducto cavaron aljibes en sus viviendas y poder así conseguir agua para lavar la ropa y
demás implementos del hogar, así como para bañarse el cuerpo. El agua potable era
procurada en un asentamiento vecino, hoy en día barrio Ulpiano Lloreda, a través de una
pila de agua. Allí se hacía fila y luego se transportaba hasta el nuevo asentamiento, aunque
muchas personas se desplazaban hasta lo que en la actualidad se conoce como el caño
Cauquita, a recoger agua para la preparación de alimentos y lavado de ropas, ya que este
canal adyacente del río Cauca en los años 60 aún no presentaba la contaminación que hoy
lo afecta.
Los pobladores de la cuarta etapa durante casi cinco años estuvieron viviendo sin luz
eléctrica, alumbrándose con velas y cocinando con leña. La inexistencia de alcantarillado
continuamente generaba problemas de salud, sobre todo en la población infantil. A esto se
sumaba las frecuentes inundaciones, lo que llevó a la población residente a organizarse e
iniciar el proceso de construcción de un alcantarillado provisional, cuyo punto de desagüe
final fue el caño Cauquita. Esto explica que si bien los precios de los lotes entregados eran
más altos que los de las etapas anteriores de Alfonso López, sin embargo, también eran los
más bajos del mercado de entonces.
El barrio fue controlado electoralmente por el partido liberal en la vertiente holmista, a
través de su líder Carlos Holmes Trujillo. De ahí en adelante los diferentes servicios
públicos fueron logrados mediante el apoyo electoral a los candidatos holmistas; de esta
forma en 1966 se iniciaron las labores para la instalación de las redes domiciliarias de
energía en el Siete de Agosto.
La población a través de la consecución de recursos generados por sus empleos, como
veremos muchos de ellos asalariados modernos con alguna estabilidad y modalidades de
seguridad social con un régimen prestacional hoy en día en extinción, logra iniciar el
proceso de levantamiento de sus viviendas, con algún grado de integración y solidaridad,
puesto que existía gran cantidad de paisanos que se ayudaron entre sí y lograron desarrollar
entre ellos redes de apoyo, lo que les permitió a muchas de las familias del barrio
autoconstruir sus viviendas de la forma más económica posible, mediante una gran
inversión de su propia mano de obra. De todos modos en este caso incidió más la capacidad
de recursos generados por el tipo de inserción sociolaboral y la acumulación previa de
pequeños capitales patrimoniales en el momento de la adquisición de los primeros lotes. Se
trata entonces de un asentamiento que se inicia en condiciones de urbanización muy
precarias, similares a los de otras áreas adyacentes, pero que gracias a la combinación de
factores como el tipo de población laboral que se instala a vivir allí, los pequeños capitales
existentes que ayudaron a ser invertidos en las mejoras urbanas de los lotes y en la
construcción de la vivienda y la ubicación estratégica del barrio, en términos de vías de
comunicación respecto al conjunto de la ciudad, determinaron un proceso rápido de
diferenciación social respecto a otras áreas residenciales próximas. El resultado ha sido un
barrio de sectores populares con un patrón de urbanización consolidado, a pesar de su
historia inicial de lotes sin servicios ni acceso para ser autoconstruidos en medio de un
terreno anegadizo, lo que es más cercano a un barrio de clases media-baja. En la actualidad
el Siete de agosto presenta un nivel socio económico estable, en el sentido que una parte de
los hogares cuenta con ingresos superiores a dos y tres salarios mínimos legales al mes.
Si bien el Siete de Agosto –comparado con otros barrios del oriente de la ciudad- no es uno
de los de alta concentración de población afrocolombiana, existen en él colonias de
migrantes cuyos primeros miembros llegaron en la década del 60, en especial de Barbacoas,
Buenaventura y varias regiones del Choco. En realidad, es un típico barrio socioracialmente
mestizo del oriente de Cali, pero a diferencia de otros barrios mestizos de Cali
en éste la particularidad es la presencia muy visible de población afrocolombiana con
diversos grados de dispersión residencial en el mismo y presencia de redes familiares. Por
ello en el interior del área territorial del barrio es fácil observar el fenómeno de alguna
segregación espacial de tipo socio-racial con una participación destacada de población
afrocolombiana en la zona residencial menos próspera del barrio. De la carrera 15 hacia la
carrera 8ª y de la 15 hacia el caño Cauquita, limítrofe con los barrios Charco Azul y
Ulpiano Lloreda, habita la mayor parte de población afrocolombiana.
Aunque se encuentra en el barrio una gran cantidad de mujeres mayores de treinta años
dedicadas a las tareas del hogar, otra parte de ellas ya tienen una inserción laboral en
actividades de confección, máquina plana, bordado, y lencería, mientras otra población de
mujeres laboran en empleos no muy estables y en servicios de atención de personal y
desarrollo de oficios varios en diversas empresas del sector privado.
Las mujeres menores de treinta años se dedican en especial a laborar en empresas
pequeñas. Los oficios femeninos más recurrentes son asistente de contadora, tecnólogas en
sistemas o digitadoras, empleos también relacionados con el área administrativa. La
orientación de los empleos ha incidido en el tipo de educación técnica que se brinda en los
colegios comerciales motivando a las mujeres para que ingresen y hagan una capacitación
corta en áreas ligadas a la administración.
Los hombres mayores de treinta años se presentan en este barrio como la población con
mayor capacidad económica y mejor estabilidad laboral, puesto que la mayor parte de ellos
se dedican a trabajar como asalariados, operarios y supervisores, en grandes empresas, tipo
Cartón Colombia, Colgate Palmolive, Lloreda Grasas, entre otras. Hay un grupo de
trabajadores de Emcali en diferentes unidades de esta empresa pública. Otro sector de
hombres está dedicado al comercio, ya sea de electrodomésticos o productos varios. Se
trata por lo general de hombres jefes de hogar, principales proveedores de ingresos, aunque
ha aumentado la participación de esposas o cónyuges en el mercado laboral, según se
observó antes.
Los jóvenes menores de treinta años se dedican a empleos temporales, como mensajeros y
obreros del sector privado en grandes y medianas empresas, algunos aún viven con sus
familias y otros han conformado nuevos hogares. En la actual coyuntura recesiva hay un
contingente grande de población masculina mayor de 12 y 15 años desempleada, con
escolaridad de secundaria completa e incompleta, pero de todas maneras el desempleo
femenino es más alto. También ya es posible encontrar personal desempleado de más de
treinta años.
Este barrio cuenta con una oferta educativa relativamente buena, a través de dos escuelas
públicas y un colegio público, al igual que varios establecimientos privados. En esta
población la mayor parte de los jóvenes han terminado el bachillerato y otra gran parte se encuentra culminando los estudios de secundaria. En este barrio vive gran cantidad de
personas que han ingresado a la universidades, pública y privadas, y mucho personal
vinculado a centros de capacitación de carreras intermedias. Esto está relacionado con los
empleos de los padres que habitan en el Siete de Agosto, ya que en muchos casos las
grandes empresas todavían subsidian los costos de la educación de las familias de sus
trabajadores, ya sea primaria, secundaria o superior.
A nivel de salud muchas familias están cubiertas por algún régimen de salud, ya sea a
través de alguna EPS o el Seguro Social, aunque también se encuentran familias que
incluso pagan un sistema de medicina prepagada. De todas formas hay un grupo de familias
de menores ingresos que se encuentran beneficiadas por el Sisben.
En este barrio la población aún conserva, pero en muy menor escala, prácticas populares de
salud. Son frecuentes las consultas sobre temas relacionados con malas o buenas energías,
buena suerte y el mal de ojo. Los informantes señalan que en la población afrocolombiana
del barrio podría haber una mayor participación en el uso de prácticas populares, sobre todo
en los mayores de 30 años y entre migrantes más recientes, con menos de cinco años de
residencia en Cali.
Los residentes del barrio son considerados de mayoría católica, sin embargo, han crecido
gran cantidad de iglesias, especialmente de la corriente del protestantismo evangélico.
Recientemente se terminó de construir un templo católico (menos de dos años),
solucionándose para los habitantes del barrio la asistencia a la misa dominical, ya que antes
debían dirigirse a un barrio vecino, Andrés Sanín, para tal efecto.
Al igual que la mayor parte de los barrios populares del oriente de la ciudad es muy
frecuente observar grupos de población divirtiéndose en espacios públicos del barrio
(parques, calles, canchas deportivas), pero en este caso es menor la utilización de la calle
como espacio recreativo de uso cotidiano en comparación a los barrios populares de
urbanización y condiciones de vida precarias, ya sean invasiones o asentamientos en
proceso de autoconstrucción legalizados, más o menos establecidos con todos los servicios
públicos conectados, como los casos de dos barrios más adelante aquí presentados, Sardi y
El Retiro. En el Siete de Agosto la sociabilidad de vecindad es más próxima a la existente
en cualquier barrio de clases medias bajas de Cali. Sin embargo, para los grupos de pares
entre la población juvenil (galladas, parches, etc.) la calle es el principal espacio de
socialización al igual que los establecimientos deportivos como las canchas de baloncesto y
de fútbol y las diversas unidades deportivas que operan en este barrio. Hoy en día la
organización barrial ha puesto en marcha una ciclovía dominical y días feriados, a la que
acuden los habitantes del barrio, participando en grupos de pares y en familia, con un alto
peso de este último tipo de participación.
Son importantes en el barrio los sitios de entretenimiento, bares, salsotecas, discotecas,
frecuentados por habitantes del mismo y de otros barrios circunvecinos. En este sentido la
ubicación estratégica del barrio y el ser una urbanización estable de clases medias bajas ha
favorecido la presencia de estos lugares.
Una particularidad del Siete de Agosto es su característica como barrio de “frontera”, entre
barrios populares de invasión del oriente de la ciudad en condiciones espaciales y
socioeconómicas muy precarias –tipo Sardi-, barrios populares ya establecidos de
autoconstrucción o modalidades de vivienda urbanizada pero con alto hacinamiento y otras
condiciones de pobreza y muy bajos ingresos –Charco Azul, Ulpiano Lloreda, Andrés
Sanín- y barrios más prósperos compuestos por conjuntos residenciales (casas y edificios)
de clases media-media y media-baja –la Nueva Base-. En cierto modo este barrio opera
como un corredor de tránsito entre dos espacios sociales del oriente de la ciudad27. Por otro
lado, en el conjunto de los barrios de la comuna 7, a la que pertenece, es el que reúne las
mejores condiciones urbanas y socioeconómicas de dicha comuna y conforma por lo mismo
un interesante contraste con las tres etapas iniciales de Alfonso López, también dentro de la
comuna 7.
El carácter de “frontera” social del barrio genera percepciones y sentimientos colectivos
contradictorios u opuestos de sus habitantes respecto a los barrios circunvecinos menos
prósperos o sencillamente en condiciones urbanas y laborales de alta precariedad y al lado
de ello, con una mayor presencia de población afrocolombiana. Esto se manifiesta en el
rechazo explícito hacia las personas de los barrios más pobres como Charco Azul, Sardi,
Andrés Sanín, Ulpiano Lloreda, Puerto Mallarino, Alfonso López. Estos barrios son
percibidos como sitios donde abundan los delincuentes o ladrones que azotan el barrio y
deterioran la imagen del sector. Curiosamente ello se da a pesar de que existen muchos
hogares y personas del Siete de Agosto que sostienen lazos fuertes de parentesco o amistad
con hogares o personas cuyas viviendas están ubicadas en los barrios estigmatizados. Esta
pluralidad de relaciones ambiguas y ambivalentes entre sectores sociales heterogéneos con
una diversidad de mestizaje y continuos encuentros inter-raciales en espacios múltiples –
deporte, rumbas, reuniones familiares, amoríos y relaciones eróticas, sistema escolar,
asistencia a eventos religosos, actividad laboral- entre barrios populares con dinámicas de
urbanización diferenciada es una característica del oriente de la ciudad de Cali. Sin
embargo, no es casual que el vehículo social más típico de estas interacciones sean las redes
familiares o de parientes y las de grupos de pares ubicadas entre uno y otro barrio, entre las
cuales pueden destacarse las de la población afrocolombiana. En la otra dirección, como era
de esperar, son más valorados los contactos y relaciones de los habitantes del Siete de
Agosto con los barrios de mejores condiciones de vida adyacentes, atravesando la avenida
Oriental hacia el occidente, barrios como la Nueva Base y la Base, entre los más
destacados.
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