Sardi
El asentamiento subnormal34 llamado Sardi surgió bajo la modalidad de invasión en el año
de 1970, de antiguos terrenos colindantes con la laguna de Charco Azul dedicados en los años 60 al cultivo de millo35. Los invasores eran en su mayor parte oriundos de Tumaco y
Buenaventura, algunos de ellos migrantes que habían llegado a Cali después de 1965, o sea,
se trataba de migrantes recientes para esa época, alojados transitoriamente en casas de
familiares o paisanos en algunos barrios cercanos, especialmente Puerto Mallarino, en
donde una buena cantidad de ellos pagaban alquiler.
Las casas construidas en ese entonces eran de madera y guadua, con techos de plástico y
cartón, piso de tierra, y sin ningún tipo de servicios públicos. La invasión construyó
lavaderos y baños comunitarios, con vertimiento de aguas hacia la laguna de Charco Azul.
Continuos enfrentamientos con la policía se dieron entre 1970 y 1973, con destrucción de
las viviendas, gentes heridas y algunos muertos de los mismos invasores, debido a solicitud
de desalojo de parte de la familia Borrero, propietaria de las tierras colindantes con la
laguna de Charco Azul y de los cultivos allí sembrados. Los pobladores a pesar de los
continuos desalojos al siguiente día de los mismos volvían a poner en pié sus precarias
casas.
En 1973 aparece el personaje Octavio Sardi, político conservador y concejal de la ciudad,
quien a cambio de votos logra retirar la represión policial y ofrece un plan de reubicación
en el mismo espacio a un grupo de pobladores. Eso sí, sin servicios públicos y utilizando
los anteriores espacios con el objetivo de poder ofrecer a otros pobladores, con los que él
tenía compromisos electorales, un lote. La intervención del político conservador si bien
permitió definitivamente consolidar la invasión, trajo como consecuencia un crecimiento
significativo de ella a partir de 1973. Las vinculaciones electorales de Sardi con población
negra ubicada en diversos barrios populares que también pagaba alquiler y otro sector de
población mestiza e indígena migrante de la región caucana-nariñense de procedencia rural
van a ampliar el asentamiento inicial. Sin embargo, Sardi siempre ha mantenido su carácter
de antigua “invasión” y por lo mismo, los terrenos nunca han podido ser legalizados.
Hasta finales de los años 80 existía en este asentamiento sobre un antiguo caño que
desembocaba en la laguna de Charco Azul, zona oriental del barrio, un conjunto de
viviendas en la modalidad de palafitos construidas a la orilla del caño. En esta parte del
barrio se concentraban los migrantes más recientes que no pudieron ubicarse en otra zona
del asentamiento. Este sector, en condiciones más deterioradas que otros, fue finalmente
reubicado entre 1980 y 1983 en el barrio Mojica.
A raíz de la intervención del personaje en el asentamiento, éste lleva como nombre el
apellido del político desde mediados de los años 70. La presencia de dicha figura sin
embargo, no conllevó a que las condiciones residenciales en el asentamiento mejorasen,
por el contrario, se incrementó el hacinamiento agravado por la carencia de servicios
públicos, amén que los terrenos hasta hoy en día no son adecuados para fines de vivienda.
Esto ha representado que para la población allí localizada sea imposible la construcción de
vivienda en materiales adecuados debido a la situación de extrema precariedad del área residencial aunado a la no legalización de los terrenos, hasta la fecha clasificados como
área subnormal.
Por iniciativa de los propios pobladores se inicia hacia mediados de los años 70 la
instalación de algunos servicios públicos en forma pirata como la energía, a través de un
tendido de cables traído más tarde desde el barrio Marroquín I36. El servicio de agua era
abastecido en la primera etapa de la invasión mediante baldes para la preparación de
alimentos y el lavado de ropas, transportados desde el barrio Siete de Agosto, del cual se
hizo antes una descripción. Luego instalarán en 1980 mangueras conectadas en forma pirata
a la red del acueducto, también en este último barrio, hasta los lavaderos y baños colectivos
que servia como espacio de encuentro entre las personas del asentamiento en especial entre
las mujeres que permanecían la mayor parte del día en estos lavaderos públicos. Esto
acarreaba serios enfrentamientos entre los pobladores de los dos sectores, puesto que la
presión del agua era demasiado baja y llegaba a los lavaderos y baños públicos que la
comunidad había instalado, afectando a la población del barrio Siete de Agosto, donde
estaba conectada ilegalmente la manguera principal. La evacuación de excretas y aguas
residuales siempre ha sido a través de la laguna de Charco Azul hacia la cual antes se
vertían y todavía un sector vierte todos los desechos.
Aunque ya hay algunas construcciones en cemento y ladrillo, todavía la gran mayoría de las
edificaciones en Sardi son en madera en la actualidad, con aditamentos de hojas de zinc,
cartones, tejas de barro. Los pisos son de cemento, si bien algunas viviendas conservan piso
de tierra. Las viviendas se encuentran ordenadas a lo largo de callejones estrechos que
conforman laberintos en ele y sin salida en los que no pueden transitar vehículos, sin
conformar en las agrupaciones de grupos de viviendas el modelo de la manzana estándar.
Todavía las viviendas se proveen de energía eléctrica bajo modalidades piratas, así como la
conexión a la red de acueducto de la ciudad. La recolección de basuras no se realiza dentro
del asentamiento sino que ellas deben ser transportadas por los pobladores a puntos de
acceso de los carros en Charco Azul.
La historia del asentamiento de Sardi ha estado atada a la del barrio Charco Azul, ya que en
cierto modo es el área más pobre contigua a este barrio, con excepción de algunos sectores
como La Pajarera, dentro de Charco Azul. Con unos pocos años más viejo que Sardi,
finales de los años 60, Charco Azul fue un barrio que vivió procesos muy similares a los de
Sardi, pues también su historia está vinculada a una invasión de tierras, pero con una
negociación de terrenos y su legalización más tempranas, pero además porque los terrenos
donde se construyeron las viviendas permitieron una relativa mejor conexión de los
servicios públicos. Esto favoreció que una extensa parte del barrio Charco Azul haya tenido
un trazado relativamente más ordenado y sobre todo un acceso más importante a servicios
públicos. En materia de poblamiento los migrantes del Pacífico (Nariño, Cauca) y una parte
de la región andina son los mayor peso demográfico en este barrio, presentando por ello
una similitud socio-racial con Sardi. La relación entre Charco Azul y Sardi no sólo se debe a la contigüidad geográfica sino al hecho que durante un largo período de la historia de
ambos asentamientos han compartido los servicios públicos bajo modalidades piratas,
utilizando las mismas fuentes de conexión.
Otro factor de integración entre estos dos sectores tiene que ver con los nexos de parentesco
entre pobladores de ambos sectores, principalmente debido a que mucha gente en Charco
Azul fue la que dio aviso a familiares y paisanos acerca de los terrenos que estaban para
invadirse en los terrenos de lo que ha sido Sardi en la primera etapa de la invasión y luego
en períodos sucesivos hasta la fecha. Por otro lado, también antiguos pobladores de Sardi al
lograr una cierta movilidad social que les significó una posibilidad de ingresos para
comprar un lote o una vivienda en proceso ubicada en Charco Azul, luego vendían o
alquilaban su vivienda que habitaban en Sardi, o sencillamente la cedían a otros familiares
o paisanos que habían llegado a Cali.
Existe además una relativa similitud de procesos entre Sardi y Charco Azul, a pesar de una
importante diferencia relacionada con la evolución del asentamiento –el primero aún una
invasión en una zona sometida a inundaciones y dificultad de extensión del servicio público
de alcantarillado, porque los terrenos sobre los que está levantado siempre han presentado
un mayor riesgo por su contigüidad con la laguna, el segundo, un asentamiento legalizado y
con unas mínimas condiciones urbanas o en proceso -, que permite visualizar a ambos
sectores como una misma zona urbana. Esto quiere decir que no obstante las fuertes
diferencias en sus infraestructuras físicas y los dos tipos de legalidad ante la municipalidad
y los reglamentos de ocupación urbana, las problemáticas sociales de los dos barrios son
muy parecidas. También esto significa que en términos de discriminación desde el exterior,
por otros barrios cercanos y en general el conjunto de la ciudad, los dos asentamientos son
marcados como un mismo territorio “peligroso”.
La permanencia hasta la fecha, después de casi 30 años, de la invasión de Sardi en
condiciones residenciales de alto hacinamiento, precariedad de los servicios públicos y
predominio de la madera y otros materiales provisionales en las viviendas, para una
población en su casi totalidad afrocolombiana, con numerosas redes familiares procedentes
de Tumaco, especialmente de la zona rural del municipio, tiene que ver con el flujo de
migrantes pobres de la Costa Pacífica sur que en los últimos cinco años todavía sigue
importante. Sin embargo, desde 1993-1995 ya no es posible en Sardi construir nuevas
viviendas en terrenos de invasión porque el espacio disponible ya está copado, en cambio sí
se da el fenómeno de compartir las viviendas con los recién llegados, familiares o paisanos
de la misma zona de origen, sin que por eso pueda hablarse de modalidades de alquiler e
inquilinato sino más bien de formas diversas de colaboración en la olla en común. Esta
presión poblacional explica en parte la permanencia del asentamiento, al lado de factores
como la pobreza de sus habitantes y la imposibilidad de legalización de los terrenos que
hacen poco viable mejorar las viviendas y la infraestructura del asentamiento. También hay
que tener en cuenta que la permanencia de la “invasión” y su no completa reubicación, a
pesar de la precariedad residencial, está relacionada con la carencia de importancia de esos
terrenos en términos comerciales, de construcción de vías u otra clase de obras públicas, ya
sea para la administración municipal o para grupos de intereses privados capitalistas. Las
propuestas de reubicación están asociadas a las campañas electorales, las cuales una vez
terminan pierden importancia, además de que en los diferentes programas de traslado los pobladores deben comprar el lote sin reconocimiento de la vivienda en uso, lo que se
convierte en un obstáculo para su viabilidad. Estos factores explican la permanencia hasta
el presente de invasiones como Sardi en otras zonas del Distrito de Aguablanca, entre cuyas
características está la sobreconcentración de población afrocolombiana 37. La particularidad
de Sardi es que se trata de la invasión que aún existe de mayor antigüedad entre las áreas de
poblamiento posteriores a 1969.
En Sardi se encuentran, por una parte, pobladores antiguos, primeros fundadores desde
1970, migrantes procedentes del Pacífico sur, con la red familiar que han conformado entre
miembros que habitaban en el área de origen o paisanos cercanos que fueron llegando
paulatinamente y los nuevos miembros descendientes de los anteriores pero nacidos en
Cali, además de otros miembros procedentes de otras regiones de población afrocolombiana
en relaciones de unión con cualesquiera de los anteriores. Estos primeros pobladores no han
podido desplazarse residencialmente hacia otros barrios del Distrito de Aguablanca y del
oriente de la ciudad porque sus condiciones de movilidad social ascendente hasta el
presente son muy reducidas. Por otro lado, están los migrantes más recientes, escalonados
a lo largo de la historia del asentamiento, llegados algunos de otros barrios de la ciudad y
por lo tanto con un tiempo previo de residencia en ella, pero también un buen número que
arribó directamente de las zonas de origen, entre ellas de áreas rurales del Pacífico sur. Sin
embargo, Sardi ha sido también un espacio residencial transitorio para muchos de sus
antiguos moradores, migrantes del Pacífico sur y de otras zonas de población
afrocolombiana, quienes hoy en día viven en Charco Azul, Marroquín I y II, El Poblado o
Mojica. Ellos han sido los migrantes con alguna movilidad social y con relación a los que
se quedan o no han podido salir y los que apenas han llegado en los últimos años, los
menos pobres. Se trata por lo tanto de un territorio con una alta movilidad espacial de
llegada y salida de población, incluso muy recientemente. Una situación similar sucede en
Charzo Azul38
.
Las ocupaciones más comunes en Sardi en la actualidad para las mujeres mayores de 30
años son la venta de frutas, verduras y todo tipo de ventas ambulantes en diversos barrios
de la ciudad y en algunas plazas de mercado (Santa Helena y La Floresta).Otra manera de
generar ingresos, sobre todo a raíz de la actual crisis, es la venta de comidas fritas. Los
fines de semana se ofrecen empanadas, papas rellenas y demás frituras, al igual que en las
mañanas ha aumentado considerablemente la venta de arepas y buñuelos. Aunque el
empleo doméstico, bajo la modalidad de “interna” o al día, sigue siendo importante en el
barrio, debido a la situación económica actual de la ciudad la gran mayoría de las patronaos de clase media y clase alta han disminuido la utilización de mano de obra en el servicio
doméstico, reduciendo casi siempre el número de días contratados y suprimiendo la
empleada del servicio “interna”. Esto ha conllevado a que esta ocupación, muy importante
antes de la crisis económica, haya pasado a convertirse en una segunda opción (bajo la
modalidad de trabajo al día una o dos veces por semana) para muchas mujeres del barrio.
En este oficio lo más usual son labores semanales con menor número de jornadas de lavado
y planchado de ropa a domicilio en hogares de clases medias y altas de la ciudad. La
disminución del empleo en el servicio doméstico ha sido más grave en el caso de las
mujeres jefes de hogar en un barrio como Sardi, con muy bajos niveles de escolaridad
(promedio de 5 años para mujeres de más de 30 años) de las cuales depende todo o casi
todo el ingreso familiar.
Las mujeres menores de 30 años atraviesan una situación de desempleo aún más difícil, a
pesar de un ligero mayor nivel de escolaridad, 2 a 3 de bachillerato. Los principales
empleos para ellas en los años 1997 y 1998 han sido de asalariadas en ventas de comercio
minorista en períodos de temporada, o como impulsadoras de productos puerta a puerta, y
el servicio doméstico al día, aunque esta actividad ha perdido demanda como se comentó
antes, pero en el caso de las mujeres menores de 30 años su opción es más reducida porque
en este mercado de trabajo se prefiere a mujeres de más edad.
Los hombres mayores de 30 años en un barrio como Sardi, con niveles de escolaridad
promedios de 5 de primaria, han estado más directamente vinculados a las labores de
construcción. Sin embargo, debido a la grave crisis que enfrenta este sector en los últimos 3
años se han visto obligados a acudir a las ventas ambulantes de frutas, verduras, agua en los
semáforos, dulces y galletería, utensilios de cocina o una miscelánea de mercancías de
circuitos de contrabando o productos diversos a través de redes de distribución informales
en las calles, compitiendo con los jóvenes del mismo barrio o de otros asentamientos
similares quienes antes tenían una mayor presencia en este mercado de trabajo.
Los hombres menores de 30 años en Sardi, con una escolaridad similar a la de las mujeres
(2o-3o de bachillerato), presentan una situación de alto desempleo, aunque para las mujeres
en el mismo grupo de edad es más grave por haber menos opciones. Antes de la actual
recesión la gran mayoría de los jóvenes estaban vinculados a la construcción, iniciando sus
trayectorias laborales como ayudantes de construcción, si bien había un sector dedicado a
actividades diversas de rebusque relacionado con ventas ambulantes de los productos más
diversos en pequeña escala minorista o una variedad de actividades delictivas (robos y
atracos en espacios urbanos cercanos al barrio). Pero también habían – y se conserva
aunque en menor escala por la crisis- empleos temporales en empacado de productos en
medianas y pequeñas empresas en Yumbo y en la zona industrial de Cali (sector de Acopi).
En Sardi no existen colegios públicos ni privados, por esta razón la atención escolar más
próxima, en los niveles de primaria y secundaria, se encuentra en Charco Azul y Siete de
Agosto, compitiendo fuertemente con la población escolar de estos dos barrios. Esto
significa que posiblemente se presenta una baja cobertura escolar en la educación media
por la existencia de cupos reducidos que ofrecen los centros educativos, los cuales no alcanzan a cubrir ni siquiera el 50% de la población infantil en edad escolar39. La situación
es más difícil al no existir colegios de bachillerato públicos ni privados en Charco Azul, por
lo cual la presión por cupos en Sardi y Charco Azul se dirige hacia el Siete de Agosto,
Marroquín I, Andrés Sanín y Ulpiano Lloreda, donde sí operan colegios de bachillerato.
Debe advertirse que sólo opera un colegio secundario público en el Siete de Agosto, y los
centros privados son demasiados costosos para los reducidos ingresos de la población40. La
única opción real de educación media es la que presta el colegio privado parroquial el
Señor de los Milagros41. La mayor parte de los jóvenes de Sardi que estudian bachillerato lo
hacen en este plantel.
No hay estudiantes universitarios de Sardi, ya sea de universidades privadas o de la
Universidad del Valle. Sólo algunos estudiantes o egresados de centros de educación
postsecundaria, en el Sena y la mayor parte en entidades privadas. Sin embargo, en el caso
del Sena se trata de la modalidad de cursos cortos, es decir, no hay hasta el momento
egresados o estudiantes en las modalidades de programas de aprendizaje o estudios técnicos
y tecnológicos.
La única oferta de servicios de salud disponible para la población de Sardi es la del sistema
publico. El Puesto de Salud más cercano y disponible es el de Charco Azul. Para efectos de
exámenes de laboratorio y una atención de nivel II en materia de salud la población de
Sardi recurre al Centro de Salud de Puerto Mallarino, y a los hospitales Carlos Holmes
Trujillo (ubicado en el barrio El Poblado) y Joaquín Paz Borrero (barrio Alfonso López II),
y en casos más graves son remitidos al Hospital Departamental o al San Juan de Dios (nivel
III). La mayor parte de la población de Sardi no cuenta con la afiliación al régimen
subsidiado de Salud Sisben, y mucho menos existen personas vinculadas al Seguro Social o
alguna EPS.
El recurso a las prácticas populares de salud es frecuente en Sardi para resolver los
problemas cotidianos de salud que enfrentan los hogares. En estas prácticas se manejan
conocimientos de diagnóstico y terapia comunes a los de la Costa Pacífica, aunque hay
cruces con otros del suroccidente andino. Es frecuente el recurso a la lectura del tabaco y
las cartas, los rituales de limpieza del cuerpo, las viviendas y otros objetos. Entre las
enfermedades émicas más sobresalientes está el “mal de ojo”, particularmente en la
población infantil.
En Sardi –incluso en Charco Azul- todavía se encuentran mujeres en edad fértil con partos
atendidos por comadronas o parteras en sus propias viviendas. Este fenómeno era más
frecuente 10-15 años atrás, lo cual indica que tiende a disminuir pero no dejan de presentarse casos, sobre todo entre mujeres migrantes recientes de procedencia rural.
Aunque las comadronas en la atención del parto a domicilio han perdido demanda por la
mayor importancia que tiene el parto hospitalario, aún desempeñan un papel en estos dos
barrios en el seguimiento del embarazo y se constituyen en un recurso obligado para la
interrupción de embarazos y producción de abortos en condiciones riesgosas.
La calle es el espacio más importante de sociabilidad en Sardi y por extensión en Charco
Azul. Un indicador de este tipo de relación son las puertas de las casas abiertas durante la
mayor parte del día y un buen tiempo en la noche, entrando y saliendo los residentes de una
misma cuadra a las viviendas de diferentes hogares para realizar múltiples actividades
domésticas y extradomésticas. Son frecuentes las actividades deportivas en la calles,
también los juegos tradicionales entre vecinos y amigos (cartas, dominó, el juego de bingo).
Un espacio de sociabilidad entre los jóvenes hombres son las dos peluquerías “afro”, una en
Villa del Lago y la segunda en Charco Azul, sitios frecuentados por muchachos de Sardi,
que a la vez interactúan con los de los otros dos barrios. En estos espacios no sólo se corta
el cabello de acuerdo a la moda, tomada de los patrones de consumo de la población juvenil
negra americana, sino que operan como sitios de encuentro, de opiniones sobre música y
otros temas relacionados con las vivencias de una comunidad imaginaria afrocolombiana.
En Sardi y Charco Azul aún son frecuentes los alabados y los chihualos como parte de la
funebria de adultos y niños, lo cual expresa el peso demográfico y cultural de la población
procedente de la Costa Pacífica. Sin embargo, hay una expansión notoria de las iglesias
protestantes en sus modalidades de sectas evangélicas.
En los dos barrios hay presencia de grupos de danzas folclóricas ligadas a la tradición
musical de la Costa Pacífica. Al mismo tiempo está generalizada en los jóvenes la cultura
del hip hop, con manifestaciones de grupos de rap. Es de uso corriente que los jóvenes de
ambos géneros bailen indistintamente currulao, rap, salsa, y algunas veces reggae.
Es importante anotar finalmente que los grupos organizados en Sardi, de niños y jóvenes,
mujeres, tercera edad, participan activamente en el Centro de Desarrollo Comunitario de
Charco Azul, y que algunas organizaciones locales de Charco Azul están también
conformadas por personal de Sardi.
Tomado de DINÁMICA DEL POBLAMIENTO Y ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LOS
ASENTAMIENTOS POPULARES CON POBLACIÓN AFROCOLOMBIANA EN
EL ORIENTE DE CALI por Fernando Urrea Giraldo y Fernando Murillo Cruz
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